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Descifrando el Código de la Realidad: La Sorprendente Verdad detrás de Lograr Absolutamente Todo


¿Alguna vez has reflexionado sobre lo que realmente se necesita para alcanzar todo lo que deseas en la vida? Yo ciertamente lo he hecho durante innumerables años. He buscado, y buscado, y buscado incansablemente. Pero ahora, finalmente, he encontrado la respuesta.


En una palabra sucinta y directa, la respuesta es "Fe". Sí, fe: puede sonar simple, pero está lejos de ser fácil. Sin embargo, no te preocupes, porque te voy a dar una explicación completa (espero 😬).


Antes de entrar en el tema, permíteme aclarar por qué es simple pero difícil. "Simple" denota algo que no es complicado y se entiende fácilmente, mientras que "fácil" sugiere algo que se logra sin esfuerzo. Sin embargo, la fe requiere esfuerzo, y pronto explicaré que tipo de esfuerzo se necesita.


Nuestro mundo, esta Tierra donde vivimos como seres humanos, gobernada por leyes universales e inmutables que operan y aplican las entendamos o no, estemos conscientes de ellas o no. Aquellos que no conocen o no comprenden estas leyes tienen menos posibilidades de alcanzar sus más grandes deseos. Algunos pueden lograr sus metas con mucho trabajo, pero quienes verdaderamente comprenden estas leyes pueden manifestar fácilmente todo lo que quieren. Esta es la parte del camino en el que yo estoy actualmente, camino a convertirme en una manifestadora poderosa.


Ahora, ¿qué es la fe? Cuando escuchas la palabra fe, ¿en qué piensas? Muchos automáticamente piensan en Dios o un poder superior. Según el diccionario, la fe es "una confianza completa en alguien o algo". Para el propósito de este artículo y la revelación que cambió mi vida, mantengamos esta definición.

Cuando afirmo que la fe es la clave para obtener la vida que deseamos, me refiero a tener una confianza completa en los mecanismos, las leyes y las reglas que rigen al mundo, la mente y nuestra existencia como seres espirituales en una experiencia terrenal. Aquí es donde se pone un poco más difícil, pero no complejo, ¿o no? Aunque es fácil de comprender, sin duda se requiere de un esfuerzo sustancial. Ahora, hablemos del tipo de esfuerzo necesario.

Entonces, ¿a qué reglas y leyes me refiero?


En primer lugar, me refiero a lo que llamo la "fórmula mágica":

Los pensamientos generan sentimientos --> los sentimientos impulsan acciones --> y las acciones producen resultados.

En esencia, nuestros pensamientos dan forma a nuestros resultados. Lo que pensamos es lo que atraemos, creamos y, en última instancia, nos convertimos. Es simple, ¿verdad? Sin embargo, el desafío está en que desde el nacimiento hemos sido condicionados con pensamientos que no nos convienen del todo, y que generalmente están en conflicto con las vidas que queremos crear. Estos pensamientos, pensados una y otra y otra vez se llaman creencias y son la esencia de la que se empapan nuestros pensamientos. Cuando no alcanzamos nuestros deseos, suele deberse a una abundancia de creencias limitantes.


La segunda ley es la ley de causa y efecto, también conocida como la ley de atracción y la ley de resonancia. Asegura que lo que damos, recibimos a cambio. Mis acciones, comportamiento y actitud determinan lo que atraigo. Cuando emano amor, gratitud y abundancia, es lo que atraigo hacia mí. Por el contrario, si soy desagradable, grosera, prepotente y me quejo de lo que me falta, solo atraeré más de eso mismo.


La clave para dominar estas leyes es aprender a invocar los sentimientos y las vibraciones que surgirían naturalmente al haber logrado nuestros deseos aquí y ahora, incluso cuando aún no los hayamos alcanzado. Ser capaz de generar estos sentimientos a voluntad y actuar como si ya hubiera sucedido es el secreto de la manifestación. Esto se debe a que la mente no opera dentro de los límites del tiempo y el espacio como lo hace el ego o el cuerpo físico, y tampoco lo hace el universo. Todo se reduce a la física: lo similar atrae a lo similar. Aquí, el esfuerzo está en sentir algo que naturalmente no sentiríamos aún para resonar con lo que deseamos.


Para aprovechar al máximo esta ley, debemos tener en cuenta que siempre estamos tomando decisiones. Estoy constantemente eligiendo cómo reaccionar, en qué pensar y qué sentir (según mis pensamientos). Incluso cuando parece que las circunstancias me controlan y simplemente estoy reaccionando, sigo tomando una decisión: la decisión de no estar consciente, de rendirme ante mi ego y de asumir el papel de víctima. Por otro lado, puedo optar por responder a los retos que me presenta la vida, verlos como oportunidades de crecimiento y utilizar el dolor como un catalizador para la transformación.


En tercer lugar, debemos considerar las reglas de la mente. Hay numerosas reglas relacionadas con la mente, y si te inscribes en mis cursos, obtendrás una comprensión mucho más profunda y acceso a diversas herramientas. Para los propósitos de este artículo, me centraré en un concepto clave: nuestra mente subconsciente es como un genio. No juzga, no elige, no bromea; simplemente cumple lo que cree que deseamos. Estas creencias se derivan de nuestros pensamientos, de las imágenes que nos creamos en la mente y las palabras que nos decimos a nosotros mismos y los demás. Sirven como los planos arquitectónicos del genio. Entonces, si casualmente digo: "Sólo de ver el pastel ya engordé ", ¡zas!, mi deseo se cumple. Si pienso "No soy lo suficientemente buena", ¡zas!, mi deseo se cumple. Incluso si visualizo dinero pero lo asocio con la escasez, ¡zas!, mi deseo se cumple.


Por último, profundicemos en la neuroplasticidad, la increíble capacidad del cerebro para reprogramarse mediante la creación de nuevas conexiones neuronales. Aprovechamos este fenómeno, junto con la capacidad de la mente de aprender a través de la repetición, para crear pensamientos, creencias y resultados nuevos. Es simple, pero requiere esfuerzo.


Para todos los entusiastas de la ciencia, tengan la seguridad de que todo lo que escribo aquí está firmemente fundamentado en la ciencia real, particularmente en la física cuántica, el punto de encuentro entre la ciencia y la espiritualidad.


Volviendo al tema de la fe, he descubierto que cuanto más fuerte y genuina es mi fe, junto con el esfuerzo que invierto (actualmente distribuido en aproximadamente un 60% de trabajo interno y un 40% de trabajo externo, con aspiraciones de cambiar a un 80% de trabajo interno y un 20% de trabajo externo), más cerca estoy de realizar la vida de mis sueños.


Mi viaje con la fe se asemeja a entrenar para un maratón. Comienza con pequeños pasos alcanzables; recuerdo vívidamente mi primera carrera de 5 km, que me dejó sin aliento después de 45 minutos. Con el tiempo, lo logré en 25 minutos casi con los ojos cerrados. Gradualmente fui aprendiendo nuevas cosas, haciendo ejercicios simples que llenaron mi reserva de fe poco a poco y estudié activamente y comprendí las leyes de la vida y de la mente, aplicándolas y observando los resultados que surgieron. Este proceso ha fortalecido y consolidado mi fe.


Como lo expresa acertadamente Esther Hicks:

"No hay personas más felices en este planeta que aquellas que deciden que quieren algo, definen lo que quieren, y evocan los sentimientos de tenerlo incluso antes de su manifestación. Luego, observan con alegría cómo se desarrolla, pieza a pieza a pieza, como si sus manos moldearan arcilla".

Mis manos están sin duda inmersas en esa arcilla, y así seguirán durante toda mi hermosa, plena, significativa, alegre, abundante y amorosa vida. Y mi misión es guiarte y enseñarte en tu viaje transformador, para que pongas tus manos en la arcilla y crees la vida que quizás aún no puedas ni imaginar.


Por lo pronto, me despido con amor y con fe que cada día seamos más los que estamos en este camino, con las manos en la arcilla, construyendo vidas de amor, paz y unidad. 🥰 👋🏻


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