Hay una melodía que suena dentro de cada uno de nosotros, una tonada que busca resonancia y armonía. Las preguntas fundamentales de la existencia a menudo giran en torno a ella: ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué estoy destinada a lograr? ¿Quién soy, en mi esencia? Estos eran los ecos en mi mente, quizás como lo han sido en la tuya.
La vida se presenta como una gran orquesta, donde cada uno de nosotros desempeña una parte única. A algunos se les entrega la partitura al nacer, mientras que otros se embarcan en una búsqueda para encontrarla. Algunos son virtuosos innatos, mientras que otros refinan sus notas con práctica y tiempo. Pero la belleza de esta sinfonía es que cada método de descubrimiento es válido, siempre que conduzca a esa canción del alma, ese propósito.
Cada alma merece su canción. El sinuoso camino que me llevó a la mía ha sido tanto un desafío como una recompensa. Pero el pasado fin de semana, un crescendo en el viaje de mi vida resonó en la nota perfecta: orquesté mi primer retiro.
Anidado en el abrazo de la naturaleza, tuve el privilegio de compartir esta experiencia transformadora con 27 mujeres increíbles , de edades que van desde los 25 hasta los 72 años. Su energía colectiva fue una mezcla armoniosa de pasión, valor y vulnerabilidad. Durante tres días etéreos, co-creamos un santuario, un espacio impregnado de crecimiento, expansión y renacimiento.
Se sintió como flotar en un sueño, donde la frontera entre lo etéreo y lo tangible se desdibujaba. Cada momento fue un baile del corazón, mientras me deslizaba sin esfuerzo, completamente inmersa en mi papel. Este retiro fue un coro de autodescubrimiento, donde transicioné sin problemas entre los roles de guía, maestra, amiga y buscadora del alma.
Al cerrar las notas del retiro, me inundó la gratitud: agradecimiento por la confianza depositada en mí, el entorno idílico, mis co-creadoras de esta experiencia y el constante apoyo del universo. Fue un testimonio, una confirmación de mi propósito: guiar a las almas hacia su verdadero potencial, ayudándolas a tejer su propio tapiz de vida con la sabiduría amasada durante mi viaje.
Marisa Peer una vez dijo: "Cuando caminas en tu destino, encuentras propósito y cuando lo compartes, encuentras significado". El pasado fin de semana, no solo caminé, sino que bailé al ritmo de la melodía de mi vida, amplificando su significado al universo.
Este retiro puntuó un capítulo significativo en mi historia: una culminación de entendimiento, sanación y evolución. Pero también marca un nuevo comienzo. Estoy emocionada por el presente y las perspectivas del futuro, con una pasión renovada para compartir mi propósito con el mundo.
La brecha entre una vida imbuida de propósito y una sin él es vasta. Si eres un "buscador despierto" anhelando dirección, sintiendo un vacío o simplemente buscando más, te extiendo mi mano. Viajemos juntos y descubramos qué canción canta tu corazón.
Hasta la próxima y con mucho amor y alegría. 🫶🏻
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