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La trampa de la felicidad y el éxito: Un viaje personal.


Me embarqué en un viaje para comprender los verdaderos anhelos de las personas cuando se trata de sus últimos deseos. Curiosa por explorar las profundidades de las aspiraciones humanas, me acerqué a 20 personas al azar y les planteé una pregunta sencilla pero profunda: "Si tuviera una varita mágica y pudiera concederte un deseo, ¿cuál sería?". Además, busqué a otro grupo de personas y les pregunté: "Si pudieran garantizarle una cosa a sus hijos, ¿qué sería?".


Para mi sorpresa, casi el 80% de las respuestas giraron en torno a los temas de la felicidad y el éxito. Este descubrimiento me llevó a reflexionar sobre por qué tantas personas anhelan estos conceptos escurridizos cuando son inherentemente subjetivos. ¿Cómo llegamos a creer que esos eran los objetivos últimos por los que debíamos luchar? La respuesta está en las influencias de la sociedad, la cultura, los medios de comunicación e incluso nuestras propias familias. Como dice Vishen Lakhiani, fundador de Mindvalley, esta influencia colectiva puede denominarse "Culturescape".


Desde muy joven, yo también me vi atrapada en la búsqueda de la felicidad y el éxito. Atraída por la narrativa del Culturescape, seguí diligentemente el camino prescrito hacia lo que la sociedad dictaba como éxito, convencida de que alcanzar ese destino me abriría las puertas de la felicidad eterna. Sin embargo, con cada hito que alcanzaba, aumentaba mi descontento. Estudié la carrera de Derecho, trabajé en bufetes prestigiosos, subí. laescalera corporativa y, sin embargo, me sentía cada vez más insatisfecha. Me preguntaba cómo podía ser: ¿no lo estaba haciendo todo bien? Pero entonces me pregunté de quién era la definición de "todo" que estaba siguiendo. ¿Quién determinó que ésta era la única manera? Recuerdo vívidamente el día en que tomé la valiente decisión de dejar la abogacía para siempre. Algunos de mis compañeros de clase, desconcertados por mi decisión, me preguntaron: "¿Cómo lo hiciste?" y "¿Cómo reuniste fuerzas para decirles a tus padres que esa no era tu verdadera vocación?". No podían entender la idea de buscar la felicidad y el éxito auténticos.


Como observó astutamente Earl Nightingale, el 95% de las personas del mundo -las masas- persiguen ciegamente una noción falaz, mientras que el 5% restante son los verdaderos artífices de su propia felicidad y éxito.


Reflexionando sobre esta asombrosa estadística, es descorazonador darse cuenta de que la mayoría está recorriendo el camino equivocado. ¿Qué diferencia a estas personas? Poseen algo vital: el conocimiento de cómo funciona realmente el mundo. Comprenden las reglas universales por las que se puede navegar y triunfar en este intrincado juego llamado vida (que abordaré en otro artículo).


Entonces, ¿qué define el éxito? Según Earl Nightingale, es la realización progresiva de un ideal digno. El éxito implica fijarse metas, saber adónde se quiere llegar y avanzar firmemente hacia esas metas. Es un viaje continuo, en el que la consecución de un objetivo allana el camino para el siguiente, y así sucesivamente. Esa es, en esencia, la base del éxito.


¿Y la felicidad?


Me embarqué en un viaje para comprender los verdaderos anhelos de las personas cuando se trata de sus últimos deseos. Curioso por explorar las profundidades de las aspiraciones humanas, me acerqué a 20 personas al azar y les planteé una pregunta sencilla pero profunda: "Si tuviera una varita mágica y pudiera darte un regalo, ¿cuál sería?". Además, busqué a otro grupo de personas y les pregunté: "Si pudiera garantizar una cosa a sus hijos, ¿qué sería?".


Para mi sorpresa, casi el 80% de las respuestas giraron en torno a los temas de la felicidad y el éxito. Este descubrimiento me llevó a reflexionar sobre por qué tantas personas anhelan estos conceptos escurridizos cuando son inherentemente subjetivos. ¿Cómo llegamos a creer que esos eran los objetivos últimos por los que debíamos luchar? La respuesta está en las influencias de la sociedad, la cultura, los medios de comunicación e incluso nuestras propias familias. Como dice Vishen Lakhiani, fundador de Mindvalley, esta influencia colectiva puede denominarse "Culturescape".


La felicidad es un estado polifacético del ser que abarca no sólo sentimientos de alegría y satisfacción, sino también una profunda sensación de que la propia vida tiene sentido y es valiosa. La Universidad de Harvard llevó a cabo un estudio pionero sobre la felicidad, y un tema recurrente entre los participantes fue la importancia de las fuertes conexiones con las personas que les rodean: familia, hijos, padres, amigos y compañeros de trabajo.


Esta constatación me recuerda otra enseñanza de Earl Nightingale que me causó una impresión indeleble. Conecta la felicidad con el éxito de una manera profunda: nuestro nivel de recompensa en la vida debe estar en perfecto equilibrio con nuestro nivel de servicio. El servicio, esencia de nuestra naturaleza humana, está íntimamente ligado a la conexión humana. Cuando nos fijamos objetivos que en última instancia sirven a los demás y los alcanzamos con éxito, logramos un equilibrio armonioso entre felicidad y éxito.


Para mí, esta revelación adquirió un significado tangible cuando descubrí mi propósito. Tras dejar la abogacía, mi camino hacia la alineación de mi trabajo con mi pasión fue todo menos lineal. Sin embargo, perseveré y hoy me encuentro en un lugar donde mi propósito y mi profesión se entrelazan a la perfección. Ahora existe un delicado equilibrio entre el servicio que presto y las recompensas que obtengo. Aunque aún me quedan muchos objetivos por alcanzar, puedo afirmar que soy feliz y tengo éxito.


En esencia, la trampa de la felicidad y el éxito reside en nuestra adhesión a las normas sociales y las expectativas externas. La verdadera plenitud se descubre cuando nos atrevemos a definir nuestras aspiraciones individualmente, cuando empezamos a pensar individualmente, a alinear nuestras acciones con nuestro propósito y a alimentar conexiones significativas. Al adoptar un enfoque holístico del éxito y la felicidad, que abarca el crecimiento personal, el servicio a los demás y las conexiones genuinas, nos liberamos de los grilletes del Culturescape y nos embarcamos en un viaje de auténtica realización.


Al redefinir el éxito como la realización progresiva de un ideal digno y la felicidad como un estado del ser que se deriva de conexiones significativas y un sentido de propósito, creamos un nuevo paradigma. Un paradigma que celebra el viaje de autodescubrimiento, la búsqueda de nuestras pasiones y el impacto que tenemos en los demás.


No nos quedemos atrapados en la búsqueda de la versión de felicidad y éxito de otra persona. Por el contrario, abracemos nuestra individualidad, cultivemos la resiliencia frente a las imperfecciones y forjemos nuestros propios caminos. Es a través de este enfoque auténtico que encontramos la verdadera esencia de nuestra humanidad y creamos una vida llena de felicidad genuina y éxito significativo.


Así que, compañeros de viaje, adentrémonos con valentía en lo desconocido, abrazando lo imperfecto y tejiendo nuestras propias narrativas de felicidad y éxito. Juntos, demos forma a un mundo que celebre la individualidad, fomente la conexión e inspire a los demás a emprender sus propios caminos hacia la plenitud.


Hasta entonces, I bid you Adieu ✌🏼

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