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Vivir, Sanar y Compartir: un viaje de transformación

Introducción



He estado ansiosa por compartir las experiencias y el crecimiento que mi familia y yo hemos experimentado como sistema. En repetidas ocasiones les he propuesto esta idea, pero su falta de respuesta, interés y entusiasmo me ha hecho sentir frustración. Sin embargo, me he dado cuenta de que no necesito su participación para compartir nuestra historia (eso sí, cuento con su consentimiento 😜). Soy yo la que aspira a escribir y la que está comprometida en sanar y transformar vidas. Mientras que los miembros de mi familia también están en sus viajes individuales de transformación y nuestra transformación familiar colectiva, compartir nuestras experiencias no es su objetivo principal.


El tema central de nuestra historia es la sanación como familia. Hemos estado recorriendo el camino de elevar nuestras vibraciones, expandir nuestra conciencia y transformar nuestras vidas juntos. Cada uno de nosotros lleva más o menos tiempo en este viaje, con distintos niveles de profundidad, y hemos elegido las herramientas que mejor resuenan con nosotros, desde AA hasta los psicodélicos, desde la terapia de grupo familiar hasta las constelaciones sistémicas.


Este proceso ha sido todo un reto, ya que nos ha exigido desaprender viejos patrones y crear espacio para lo nuevo. Nos ha exigido humildad y desprendernos de lo que ya no nos sirve. Ha sido un proceso de confrontación e incómodo.

Además de nuestra sanación personal, mi hermano ha tomado la iniciativa de conectar con los miembros de la familia extendida. Ha hecho grandes esfuerzos por reunirnos a todos mediante reuniones físicas y virtuales, chats de WhatsApp y encuentros en persona. Estas interacciones han fomentado relaciones más estrechas, han abierto el debate sobre cuestiones familiares largamente silenciadas y han iniciado la sanación dentro de nuestro sistema familiar más amplio.


Hace poco participé en una constelación familiar junto a mi mamá, mi hermano, mi hermana y una tía abuela recién encontrada que comparte el mismo nombre que mi abuela y yo. La experiencia de constelar como familia fue inmensamente poderosa. No sólo facilitó nuestra sanación individual, sino que también nos permitió participar en la sanación de los demás. La sinergia y la vibración creadas al estar juntos en ese espacio fueron verdaderamente transformadoras.


[Si no sabes lo que es una constelación familiar, mira lo que dice Wikipedia aquí o si aprendes mejor con Netflix, aquí].


Hay mucho que compartir, como reconectarme con mi papá después de su ausencia de nuestra familia por casi 25 años. Ahora él quiere formar parte de nuestras vidas tanto física como emocionalmente. Sin embargo, profundizaré en estas historias en el momento oportuno.




Por ahora, centrémonos en la importancia de sanar como seres humanos, especialmente como padres. Sanar con la intención de transmitir una carga energética más ligera a nuestros hijos o, idealmente, ninguna carga en absoluto. Queremos proporcionarles una hoja en blanco, libre de la programación subconsciente que se ha transmitido de generación en generación.


Ahora que he adquirido conocimiento y conciencia sobre las reglas y verdades del mundo, la vida, mi mente y mi realidad, es mi derecho y responsabilidad sanarme a mí misma por el bien de mi hija y de las generaciones futuras. Es mi turno de sanar, tanto para mí como para mis antepasados que no lo sabían hacer mejor. Es hora de dejar ir todo lo que obstaculiza mi ajuste de fábrica como ser humano, que es prosperar. Esta es mi oportunidad de crear la vida que deseo.


Es el mejor regalo que puedo ofrecer a mis hijos.

La receta de la sanación es sencilla, pero el proceso en sí puede ser difícil. Todos somos energía: nuestros pensamientos, sentimientos, palabras, cuerpos y entornos. Cuando trabajamos con esta energía, se produce un efecto dominó. Las cosas empiezan a agitarse, la gente se mueve, las emociones cambian y algunas situaciones pueden resultar incómodas, incluso dolorosas. Sin embargo, cada segundo de este viaje merece el esfuerzo.


Entonces comienza la magia, o mejor dicho, se hace más evidente a nuestros ojos humanos. Surgen sentimientos de asombro e incredulidad, seguidos de un profundo conocimiento interior que nos alivia y refuerza nuestra fe. Empiezan a producirse manifestaciones tangibles: se cierran tratos, florecen las relaciones, se alcanzan objetivos, los sueños se hacen realidad y nos rodea la paz.


Justo cuando empezamos a sentirnos estables, la vida nos plantea nuevos retos y el ciclo vuelve a empezar. Nos embarcamos en este proceso repetidamente, con más gente uniéndose, enfrentándose a mayores demonios y sanando a niveles cada vez más profundos. De repente, todo a nuestro alrededor está mejor y es más feliz.


Por fin hemos llegado a nuestro destino: un viaje con propósito, significativo, feliz y abundante aquí en la Tierra. Recorremos este camino juntos como una familia, armados con la mentalidad correcta, arraigada en el amor: aprender, crecer, transformar y compartir.


Acompáñame en este extraordinario viaje y sé testigo del poder de la sanación, el aprendizaje, el crecimiento y la transformación. Quizás esta sea la inspiración que tú o alguien que conoces necesitaba para emprender su propio viaje. Si es así, ¡compártelo!


Dankeschön.


Linda, la quinta de mi nombre (que yo sepa 🤓, por ahora).


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